jueves, 12 de febrero de 2009

Mi homenaje a la naranja Valenciana


Este invierno en casa hemos bebido mucho zumo de naranja. Yo las compro en el mercado del pueblo de diez en diez kilos y nos duran poquito. Dicen que las de después de Navidad son las mejores, y cierto es, porque estaban buenísimas, pero las que compro ahora están igual de dulces y buenas. Hasta el peque de la casa no perdona su zumo de naranja diario, además de la que le pongo en la fruta para merendar.

Así que nosotros ya vamos repletos de vitamina C. Y en la cocina, pues también tiene su función a parte de sus zumos y comerla tal cual. Yo hago un pollo a la naranja que es muy fácil y rico, ensalada de naranja (hace tiempo que no la como, así que pronto la haré y os la pondré para que la veáis) y la utilizo mucho para aromatizar bizcochos.

¿Y el olor a azahar? uhmmmmmm, cuando los naranjos están en flor, paseas por la calle y el olor es permanente. Es una gozada.

Va a hacer ocho años que vivo en un pueblo a ocho kilómetros de Valencia, y este es el pequeño homenaje que rinde una catalana a las tierras Valencianas.

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